Saliendo de la medina nos encontramos con un espacio abierto, aun dentro de la ciudad amurallada, donde muchas familias estaban compartiendo juntas. El día estaba increíble. Me encantó ver este espacio: Niños jugando, música callejera, carritos de comida, etc.
En la foto de más arriba se puede ver un juego, había que pagar para poder jugar. Consistía en un palo largo que tiene colgando en su extremo una argolla la cual tenías que hacerla encajar en una de las botellas que están abajo. Diversión pura, no habían premios asociados al juego como uno podría esperar.
Grupo de gente reunida para escuchar a los músicos callejeros |
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