domingo, 27 de diciembre de 2015

Suesca y Nemocón

Caminata por Suesca

Tomamos un Taxi y partimos a dar un paseo por los alrededores de Bogotá. Teníamos dos destinos en mente: Suesca y Nemocón.  Primero llegamos a Suesca, a 40km de la capital. Un lugar conocido por su paisaje y por hacer deportes al aire libre. En particular la escalada en las paredes rocosas al costado a una vía ferroviaria son muy populares y es posible encontrar varias decenas de personas practicando el deporte. Nosotros solo paseamos por el lugar, una linda caminata al costado de los rieles. La visita no debe haber durado más de una hora, pero la disfrutamos mucho.




A 65km de Bogotá se encuentra Nemocón, un pueblo muy famoso en especial por la mina de sal que hay ahí. Muy parecida a la mina de Zipaquirá, sobre todo por la iluminación que utilizan en el lugar, colores azules, morados y verdosos para iluminar las paredes y los espejos de agua. El tamaño es mucho menor, sin embargo fue escogida como la locación para filmar la película de los 33 mineros Chilenos que quedaron atrapados en la mina de San José el 5 de agosto del 2010 durante 69 días.


El pueblo está rodeado por montañas, todas verde. El lugar es tranquilo y se come rico. Es muy distinto a Bogotá y recomiendo que visiten este lugar al menos por una tarde.

Y con esta pequeña guinda de la torta despedimos Colombia. Sin dudar volvería a su selva y a comer en Andrés Carne de Res

jueves, 24 de diciembre de 2015

Bogotá

Museos, la catedral Primada de Colombia y un gran cerro llamado Monserrate son solo algunas de las cosas que se pueden visitar en esta ciudad.

Vista desde el museo Monserrate

Empezando por el cerro Monserrate, un cerro de 3.000 metros, se sube a su cumbre a través un funicular o teleférico, el cual te muestra una vista privilegiada de la ciudad. Nosotros subimos por el teleférico, absolutamente recomendado. Una vez en la cima se puede visitar una iglesia y algunos restaurantes.
Nosotros tuvimos la mala suerte de ir en un día nublado y a los pocos minutos de nuestra llegada empezó a llover de forma casi torrencial por lo que huimos rápidamente y tomamos el teleférico para descender antes de que llegara toda la gente que estaba arriba. Fue una visita corta, pero que valió la pena y se las recomiendo a todos aquellos que quieran subir. La cola para tomar el teleférico no es menor, pero avanza rápido y olvidarán lo que tuvieron que esperar una vez que comiencen a subir.

Vista desde el museo Esmeralda, piso 23

Los museos...museos hay para regodearse, hay más de 40 en la ciudad. Nosotros solo visitamos algunos por supuesto y me quedo con el museo del Oro, museo de la esmeralda y el museo de Botero. El museo del Oro está muy bien distribuido, es entretenido, es para dedicarle un par de horas.  Tiene muchísimas cosas para ver con explicaciones cortas. A este museo le sigue la visita al museo de la esmeralda, ubicado en el piso 23 del edificio de Avianca. Es una visita corta, y aunque no les gusten mucho las piedras, suban para admirar la vista. Comienza con un pequeño recorrido guiado por un sector que aparenta ser una mina de esmeraldas. Te cuentan el proceso de minería y cómo obtienen estas rocas preciosas para luego llevarte a una sala de exposición donde hay unas obras muy llamativa (y muy caras) fabricadas en esta piedra. Para luego, por supuesto, llevarte a una sala de ventas.
Mona lisa de Botero

Ubicado en el centro histórico de la ciudad, el museo de Botero es un clásico y es ganador del título "mejor museo de Bogotá". Es un museo de arte, gratuito, que lo tienen que visitar.  Es un museo de arte donde hay una exposición constante del famoso pintor Colombiano Fernando Botero y varias de las obras más importantes de latino América.



Catedral Primada de Colombia
 Construida a principios de los 1800, la catedral Primada está situada en la plaza Bolívar, en el centro histórico.

Con esto termino los destacados de la ciudad de Bogotá. Diría que no es para pasar más de 3 días aquí a menos que tengan un gran afán por los museo y quieran visitar muchos más de los que visité yo.



domingo, 20 de diciembre de 2015

Último día en Leticia y de regreso a Bogotá

Perritos en la iglesia

Alojamos una noche en Leticia y luego tomábamos el vuelo de regreso a Bogotá. Alcanzamos a pasear otro poco en el pueblo antes de irnos al aeropuerto. Es un lugar tranquilo y amistoso. Nos alcanzamos a topar con un desfile escolar que representaba los distintos países del mundial de fútbol. Vimos a unos 15 niños vestidos con el uniforme Chileno. Seguimos a la plaza principal, que a la hora que visitábamos estaba vacía, pero por lo general pasa llena de niños y familias. Frente a la plaza está la iglesia del pueblo, donde nos encontramos a dos perritos esperando en la entrada, respetuosamente. Qué esperaban lo desconozco, la iglesia estaba prácticamente vacía, pero tal vez había alguien que los alimentaba.


Plaza principal de Leticia
El pueblo cuenta con un museo que habla de la historia de los indígenas y sus tradiciones. Recomiendo visitarlo. Está muy bien hecho, explicaciones concisas e incluso tiene videos explicativos bien buenos, algo que me llamó la atención al ser un pueblo pequeño y de pocos recursos. La entrada era gratuita.



Definitivamente la Amazonas es un lugar que volvería a visitar, desconozco qué me queda por ver o si lo que queda es muy parecido a lo que ya visitamos, pero si se que fue un paseo increíble y creo que lo volvería a pasar igual de bien si volviera. Lo recomiendo absolutamente.

lunes, 14 de diciembre de 2015

Día 3 en el Amazonas

Nos levantamos, desayunamos y nos fuimos a pescar pirañas. Si, pirañas. Y no son como las muestran en las películas como "Anaconda", no éstas al menos. Son bastante tranquilas aunque si les gusta mucho la carne. Llevamos un poco de pescado y lo tiramos al agua para atraer a las pirañas, luego colocamos unos gusanos de carnada. Usamos unas cañas rústicas, solo unos palitos de madera con un poco de hilo. Logramos pescar varias y tuvimos un par de dedos ensangrentados causados por mordidas de piraña. La mandíbula de estos animales es muy muy fuerte y los dientes más filosos imposibles.
Nos llevamos un par de pirañas para almorzarlas, muy sabrosas debo decir. Son flaquitas, por lo que te tienes que comer un par para quedar satisfecha. 




Luego de la pesca y el almuerzo empezó a llover de forma torrencial. Así es el Amazonas. Logramos llegar al hospedaje sin empaparnos. Con el calor que hace no es problema mojarse, solo hay que tener presente que con la humedad que hay la ropa no se seca muy fácil. A la hora empezó a salir el sol nuevamente 



Volvimos a salir en la lancha, paseamos un buen rato por los canales hasta que dimos con una tala de árboles que estaban transportando por la corriente del río. Los llevaban a un gran aserradero de la Forestal Yanquerana al costado del río donde procesan la madera y luego la cargan en un barco para distribuirla. La carga y el transporte se hacía toda a mano, sólo para el procesamiento tenían máquina, era una combinación de la tecnología de hoy en día y de cómo se hacía hace 50 años atrás.





Seguimos paseando y visitando otros pueblos a los costados del río tanto en el lado brasileño como en el peruano. Había mucha vida, mucho comerciante. Almacenes y ventas de diferentes cosas. 



Y con esto terminamos nuestra visita por el amazonas e iniciamos regreso al pueblo de Leticia. Joel nos acompaño esa noche para recorrer el pueblo y el comercio nocturno.

Joel es un gran personaje y un extraordinario guía. Ha vivido muchas cosas y ha sido guía de grande y peligrosas expediciones donde se han perdido vidas y donde incluso él ha estado a punto de morir un par de veces. Ha sido atacado por alacranes y culebras venenosas. Ha liderado expediciones de National Geographic por varias semanas. Tiene montones de historias para contar. Hay mucho que se puede aprender de él. A cualquiera que quiera visitar el Amazonas se lo recomiendo como guía, ya sea por una corta visita de 3 días como para visitas más extensas.
Fue una experiencia inolvidable.





jueves, 10 de diciembre de 2015

Día 2 en el Amazonas

Nuestra mañana comenzó en dirección a la casa de otra familia de la zona donde nos mostrarían otros animales más.


Fuimos muy bien recibidos por un par de niños y sus padres. Nos convidaron con agua de coco servido en un coco y nos empezaron a mostrar sus mascotas. Primero fueron un par de monos, cada vez te encuentras con nuevas especies de estos animales. Luego fue una boa gigante que con mucha fuerza logramos tomarla entre 3 personas, el grosor de su cuerpo era más grande que mi pierna, daba un poco de miedo. Cuando se puso a mover un poco la soltamos de inmediato para que nos agarre.


Luego Joel nos presentó una nueva planta con unos frutos del mismo color que sus hojas, pero si se abría se encontraban unas pequeñas pelotitas que al reventarlas daban un tinte color naranjo. Nos indicaba que los indígenas lo usaban para pintarse la cara y el cuerpo y algunas mujeres aun lo usan para pintarse los labios.





En seguida pasamos a una pequeña posa que tenían cerca de su casa donde encendido tenían a dos grandes peces Arapaima que vienen de una especie prehistórica y por eso lo hacían muy atractivos. Son nativos del Amazonas.


Por último pasamos a lo que era un corral de tortugas de tierra. Fenomenal ver tantos animales juntos. Con esto terminamos nuestra visita.

Nuestro siguiente destino era llegar al hospedaje donde pasaríamos la segunda noche. Este lugar era más un hostal amazónico. Construido en un palafito, tenía varias piezas pequeñas con camas, había luz y enchufes que funcionaban con un generador que prendían en ciertos momentos.

En este lugar tenían unos botecitos para hacer kayak, por lo que aprovechamos de salir con mi hermana a remar un poco. El río estaba muy tranquilo, fue un lindo paseo.  Y ahí nos quedamos, recorriendo.


El segundo atardecer en el Amazonas fue más espectacular que el primero. El río hacía de espejo al estar tan quieta el agua y lograba un efecto espectacular. Logramos ver más delfines saltando y tratamos de buscar cocodrilos, pero esos no pudimos ver. De todas maneras lo que habríamos alcanzado a ver serían solo los ojos ya que se buscan de noche con una linterna para que los ojos brillen, pero nada más que eso.






Fue otro lindo día en el amazonas

lunes, 7 de diciembre de 2015

Puerto Alegría, el lado peruano del amazonas


Seguimos con la excursión, camino a otro santuario de animales en Puerto Alegría, en el lado peruano del Amazonas. Un pequeño pueblo de un par de decenas de personas que tienen una gran variedad de animales como mascotas y se las muestran a los turistas a cambio de una propina.

Monos, aves, culebras, tortugas, lo que se les ocurra. Aquí muestro fotos de casi todos los animales que nos mostraron. Los niños estaban muy entusiasmados con mostrarnos sus mascotas y les encantaba que les tomáramos fotos.












Una vez que nos fuimos comenzamos camino hacia donde pasaríamos la noche. Una cabaña construida sobre el río Amazonas. Pero antes de llegar para allá nos quedaba un par de cosas más por ver.  Primero: delfines rosados, de estos también se puede encontrar en el norte de Chile. Son más feos que los “típicos” delfines grises, son un poco jorobados, pero siguen siendo unas criaturas espectaculares y entretenidas de divisar. Fuimos en busca de ellos con la lancha y nos encontramos con varios. Al parecer en el atardecer se vuelven más activos y los puedes ver saltar sobre el agua. 


Una vez que ya vimos varios nos quedamos un rato quietos sobre el agua para contemplar el atardecer y la vegetación del lugar. Hermoso.



Perezoso en los árboles

Llegamos a la cabaña donde nos quedaríamos a alojar. Nos topamos con otro grupo más que también alojaría ahí. Los guías prepararon la comida y luego nos ayudaron a armar las camas: hamacas con mosquiteros. Como pueden ver en la foto la cabaña estaba abierta y no hacía nada de frío. Había espacio para unas 5 hamacas y mi mamá durmió en una carpa. Esto resultó ser mala idea para ella ya que no podía dormir del calor y no podía abrir la carpa porque se llenaba de mosquitos. 




Y así finalizamos el primer día en el Amazonas. Toda una experiencia.









miércoles, 2 de diciembre de 2015

La Isla de los Micos


Seguimos por el amazonas para dirigirnos a nuestro siguiente destino: La isla de los micos. Joel, nuestro guía, nos cuenta que antiguamente en esa isla se solían hacer experimentos con relación a la malaria, por lo que algunos monos aun podrían tener la enfermedad. Esta información no fue muy agradable de saberla pocos minutos antes de llegar a la isla, pero al menos fuimos advertidos. 



Camino a la isla nos topamos con vegetación que no habíamos visto antes. Nos encontramos con unos árboles que tenían unas cosas rojas colgando. Al parecer es otra planta parásito que vive de ciertos árboles. Me gustó como se veían.



Para entrar a la isla hay que pagar una entrada de 30.000 pesos colombianos, cerca de 10 USD. Luego te acompañan unos guías del parque y te hace caminar un par de metros dentro de la isla cuando empiezan a llamar a los monos. Los monos ya saben a lo que vienen y los guías te pasan unos pequeños plátanos a medio pelar para que los monos te salten encima y coman desde tu mano. Es asombroso, puedes llegar a tener 15 monos encima, ni te das cuenta cuando tienes tantos arriba. Se vuelven locos por los plátanos. A medida que se te acaban se van alejando, pero no dudan en volver si les muestras otro.




La visita no debió durar más de 1 hora. Quedamos con el pelo y la ropa llenos de plátanos y no tendríamos ducha en los próximos días, pero no importaba, lo pasamos demasiado bien. Pegotes y felices. 

Una vez que se terminó la bolsa de plátanos te prestan unos lavamanos para que te limpies un poco. Ahí tratamos de lavarnos un poco el pelo, el cual no se secó hasta la noche debido a la humedad del ambiente.



domingo, 29 de noviembre de 2015

Comienza la aventura en el Amazonas

Volamos hacia Leticia, en el extremo sur de Colombia, donde nos esperaba Joel, nuestro guía por el Amazonas. Alojaríamos una noche en este pueblo para luego iniciar nuestra aventura por el gran canal. El calor y la humedad del lugar era impresionante, completamente diferente a Bogotá. Joel nos fue a buscar en un taxi y una moto, así nos llevaba a todos al hotel. De primera nos llamó la atención que no tenían agua caliente para bañarse, pero en realidad con el calor que hacía se agradecía la frescura del agua fría. Luego de una ducha, de comer y una buena noche de descanso estábamos listos para iniciar nuestro viaje.

Arriba de la lancha, listos para iniciar la aventura

Botas de goma, linterna, repelente para mosquitos, una pequeña mochila con ropa de cambio para los 4 días que estaríamos viajando, cámaras varias, comida y mucha agua. Con eso estábamos listos para partir nuestra aventura.

Partimos al río y nos subimos a una lancha junto con un par de coolers para llevar la comida y de Juan nuestro chofer para la lancha. En pocos minutos de nuestra partida nos encontrábamos en la frontera con Perú y Brasil. Mirábamos para un lado teníamos Colombia, para otro Perú y un poco más lejos a Brasil. No había ningún control fronterizo, la gente podía ir y venir como se le diera la gana. 


Frontera con Perú
Nuestro primer destino sería la reserva natural Victoria Regía, a unos 20 minutos de Leticia. Conocido por ser una reserva con las plantas de loto más grandes del Amazonas. Supuestamente un niño pequeño puede subirse sobre ellas y éstas no se van a hundir. Dependiendo de la época del año se podrá encontrar más o menos agua, pero siempre se podrá recorrer el lugar a través de una pasarelas.

Lotos Gigantes

La visita también incluía un acercamiento con dos Guacamayos uno rojo y otro azul. Hermosas aves. Un símbolo de Leticia, los podrán encontrar en los variados souvenirs del pueblo. Son bien amistosos mientras les des comida, nosotros les dimos unos pedazos de pan, si de les acercas sin comida te podrían sacar un dedo, el pico que tienen es muy muy fuerte.

Están actualmente en peligro de extinción. 


Con mis amigos los Guacamayos
En esta oportunidad, Joel también nos presentó el fruto del Huito, el cual tenía un líquido transparente en un inicio, pero al par de minutos, una vez que se oxida, se vuelve negro. Lo usan para pintarse y hacerse tatuaje naturales. No es necesario mezclarlo con nada, simplemente dibujar sobre la piel con palito es suficiente para que la marca quede ahí por algunos días. Puede durar entre 5 hasta incluso 10 días, dependiendo de cuánto te refriegas al bañarte.

Tatuaje con Huito

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