miércoles, 20 de abril de 2016

Último día en la Habana - día 14


De vuelta en La Habana nos quedaba el último día antes de nuestro vuelo. 

Regresamos a la Calle obispo a ver las cosas que no habíamos podido disfrutar los primeros días. Nos dimos cuenta que hay varias tiendas de artesanías, así como tiendas para cubanos y otras más turísticas. Seguimos caminando y llegamos a una plaza donde había una feria de libros en casi todo su perímetro. Los libros, a pesar de ser usados, no eran nada de baratos para mi gusto. Lo que me llamó la atención, o confirmó mis expectativas en realidad, es que todos estaban orientados al comunismo y a la historia cubana y había muy poco, por no decir nada, de cosas de otros países que no sean comunistas.


Fuimos al museo del chocolate, no era un museo para nuestra sorpresa, era cafeteria y dentro de ella tenía algunos artículos de museo. Nos llamó la atención para lo turístico que es lo barato que eran las cosas. Un vaso por 1 cuc o chocolate caliente por 0.55cuc. Yo me pedí el chocolate caliente, tenía que probarlo a pesar del calor, el sabor era delicioso, pero era muy espeso, no me lo pude terminar. Al lado está la plaza vieja: muy bonita, amplia. Los edificios que la rodean hacen que se asemeje a la plaza de san Marcos en Italia, pero en una versión mucho más sencilla y más pequeña.

Seguimos a un almacén en la costanera donde había una gran feria artesanal: ropa, música, pinturas, souvenirs de todo tipo. Hay que darse una vuelta por ahí. Es mejor que las tiendas chicas de la ciudad. Al lado también se encuentra el antiguo almacén de la madera y el tabaco el cual es ahora una gran cervecería y lugar para escuchar música. Tenían 3 tipos de cerveza a 2 cuc el jarro (mug) también ofrecían comida a buen precio, pero no nos quedamos.


De las últimas cosas que hicimos fue ir al museo del ron. Muy bueno, absolutamente recomendado. Lo único que no me gustó al principio es que solo se puede recorrer con guía y hay que ver bien los horarios para no tener que esperar demasiado para uno de algún idioma que uno entienda. La verdad es que el tour guiado vale la pena, aprendimos mucho y el bien didáctico con videos y una muestra de ron al finalizar la visita.


Con esto se acaba el viaje a Cuba. En resumen: me encantó el país. La gente es muy buena onda y los lugares que visitamos me gustaron muchísimo. Estuvimos más que bien con el tiempo. Se pasa muy bien, se come rico y no se gasta demasiado. El hecho que no exista internet público también lo hace un destino perfecto para salir de vacaciones con intenciones de desconectarse y poder hacer muchas cosas diferentes. Algún día volveré.

lunes, 18 de abril de 2016

Viñales - Día 11, 12 y 13


Nuestro siguiente destino después de Varadero no fue La Habana, si bien pasábamos por ahí, seguimos a Viñales. Un lugar que me encantó y que no imaginé visitar en Cuba. Un lugar que no aparece en las revistas cuando te invitan a visitar este país. ¿Por qué solo hablan de las playas y de los all inclusives cuando tienen un lugar así? Tan verde y tranquilo.

Nos demoramos 4 horas en llegar, el taxi nos salió 120cuc. Nos quedamos en un hotel que agendamos desde una agencia en Cayo Coco: Hotel Horizontes Los Jazmines. Un gran hotel ubicado a 4km de Viñales. Luego de estar en los all inclusive, éste no te sorprende. El aire acondicionado no funcionaba (en ninguna de las piezas), ni el refrigerador ni la tele, pero la cama era muy cómoda y la media pensión que incluía era muy rica y más que suficiente.


Nos despertamos temprano y salimos a tomar desayuno. No nos imaginábamos el mirador en el que nos encontrábamos. Una vista increíble nos saludó en la mañana. Anoche habíamos llegado tarde por lo que no teníamos idea de lo que rodeaba el hotel. En eso este lugar se sacó un 7.

Nos levantamos temprano para aprovechar el día. Había un muy buen desayuno buffet. Coordinamos una cabalgata de 4 horas y tipo 10 ya estábamos saliendo. Nos cobraban 5cuc la hora por persona.


El guía guajiro se llamaba Miguel, con 64 años. Nos entregó nuestros caballos: Sanzanilla, Chocolate y Chiquitico. Cuál más flaco y angosto que el otro, nos daba un poco de pena montarlos. Eran muy obedientes y tenían buen tranco.


La primera parada sería en la cueva del silencio. Una cueva que en su interior podríamos encontrar una piscina donde nos podríamos bañar. Al llegar pagamos una pequeña entrada y fuimos con un guía al interior de la cueva. La cueva está completamente a oscuras y solo tienes tu celular y la linterna del guía para ver por donde vas. Al final del camino, luego de algunos minutos, llegas a la piscina: un pozón de agua café cuyo fondo es imposible de ver. En principio no tenía muchas ganas de meterme, pero luego que se metiera el resto me animé. El agua estaba fresca ¡al fin! hace tiempo que no estábamos con agua "tan" fría. El mar es una tina tibia en Cuba. Fue rico refrescarse.


La siguiente parada sería en el mural de la prehistoria. Emocionados de ir a este lugar histórico...cuando llegamos resultó ser un mural gigantesco pintado hace algunos años con un motivo de la prehistoria. El gran atractivo de este lugar se debe a los colores y al tamaño que ocupa este lugar. Este me decepcionó un poco. No era lo que esperaba en ningún sentido.


La siguiente parada sería en la casa del tabaco. Una casa de un campesino que se dedica a cosechar tabaco y armar puros. Nos enseñó todo el proceso de armado y nos armó uno ahí mismo, incluso lo podíamos fumar, pero yo me abstuve. Tan pronto como nos sentamos para que nos mostraran el proceso del tabaco empezó una lluvia tropical que no esperábamos. Pueden ver en las fotos que el cielo estaba completamente despejado. Salgan preparados para la lluvia.

Muy interesante como arman los habanos y como funciona la economía en base al tabaco. El gobierno se queda con una gran parte de lo que ellos producen y la pequeña parte que ellos pueden quedarse no es en forma monetaria sino en forma de tabaco por lo que además deben hacer el esfuerzo adicional de vender ese tabaco o habanos para poder mantenerse.


Miguel, nuestro guía


Una vez que terminó la lluvia fuimos a almorzar a la Finca Roja, estábamos muriendo de hambre. La comida no podía estar más deliciosa. El cordero estaba increíble y nos sirvieron más de lo que podíamos come entre los 4. Cordero, Ropa Vieja, Papas, Ensaladas, porotos, arroz y mucho más. Exquisito.


La salida se extendió más de lo que habíamos planeado, paseado un recorrido de 7hrs en total. Llegamos casi a las 5 de la tarde al hotel, agotados.


La mañana siguiente, antes de continuar nuestro viaje de regreso a La Habana, fuimos a dos cuevas muy recomendadas. La primera, la cueva del Indio, cobraban 5cuc por persona y te permitía tomar un bote que paseaba dentro de la cueva durante 10 minutos. 
La segunda cueva era la Cueva Palenque de los Cimarrones, te cobraban 3cuc por persona e incluía una bebida típica del lugar. El recorrido de esta cueva lo hicimos en menos de 10 minutos, no vale la pena ir hasta tan lejos por estos lugares. Sin embargo el paisaje que rodea las cuevas vale la pena caminarlo.
La bebida "de cortesía" que nos dieron se llamaba Ochún. Se prepara con miel, limon, jugo de naranja y ron. No estaba tan mal.


Me quedo con Viñales como uno de los mejores destinos de Cuba, lugar que no se pueden saltar, sobretodo estando a 2 horas de La Habana. No tiene playas, pero tiene paisajes hermosos y mucha tranquilidad, así como buena comida.




sábado, 16 de abril de 2016

De Cayo Coco a Varadero - día 10


Extendimos un día más nuestra estadía en Cayo Coco, principalmente porque no logramos encontrar transporte para ir a nuestro siguiente destino a la hora que fuimos a a hablar con la agencia de turismo.

Coordinamos un taxi por 180cuc que nos pasaría a buscar al hotel y nos llevaría a un all inclusive (Meliá Las Antillas) en Varadero, ubicado a dos horas de La Habana. Demoramos 6 horas en llegar desde Cayo Coco. Fue un largo camino y nos costó encontrar el hotel que estaba a un extremo de la península (y a una media hora del centro de la ciudad). El hotel era apoteósico aunque menos que el de Cayo Coco, se notaba que tenía algunos años más que el Meliá Jardines del Rey.


Una vez ahí tomamos un bus hop on hop off que era muy conveniente que nos llevaría al centro. Por 5cuc tendríamos un pase válido para todo el día.
Llegamos al centro y nos fuimos a vitrinear los puestos de artesanías. Algunos más artesanales que otros. Ahí fue donde compramos la mayoría de los souvenirs: cucharas de coco, porta habanos, algunos imanes, llaveros, entre otros. El pueblo de Varadero no tiene mucho atractivo más allá de sus playas y los all inclusive. Fuera de la calle principal y algunas atracciones sobre la ruta del bus hop on/hop off no hay mucho que hacer.



Alcanzamos a ir a la playa un rato y luego seguimos vitrineando. Para nuestra felicidad encontramos una pequeña galería de arte cubana. Muchas pinturas de diferentes artistas. Ahí me compré un cuadro que me encantó. Un caballo con un fondo de tonos morados que aparenta estar galopando. No me pude resistir y no era tan caro tampoco. Terminando de comprar empezó a llover y de repente nos encontrábamos rodeados por una tormenta tropical. Sentías que se estaba cayendo el cielo y que no iba a parar nunca más.  Por suerte al poco tiempo pasó un bus hop on/hop off que paró cerca de la galería y nos dejó subir. Con lo poco que estuvimos bajo la lluvia quedamos empapadas.

jueves, 14 de abril de 2016

Cayo Coco - Día 7, 8 y 9


Empezamos el día cerca de las 9. Desayuno buffet en el hotel. Nada fuera de lo normal en un buffet, lo que si sorprende es el tamaño de los platos que se sirve la gente y el tamaño de la gente misma, pareciera que vinieron a engordar y lo están logrando.

Fuimos a la playa, para nuestra sorpresa no estaba tan llena como pensamos que estaría. Habían reposeras de sobra y muchas sombrillas disponibles. Dejamos las cosas en la playa y nos metimos al agua. Con Jesus hicimos snorkel por 1,5hrs aproximadamente, llegamos bien lejos de la playa no encontramos mucho. Pudimos ver un par de peces, una gran estrella de mar y una caracola.

Snorkel

El mar es bastante bajo, en muchos lugares te puedes parar y en los lugares "profundos" donde estuvimos debían tener entre 3 y 4 metros de profundidad, no más de eso.

Al lado de la playa hay un bar, por lo que terminamos nuestra mañana de playa con 3 pequeñas piñas coladas al hilo. A las 13.30 ya estabamos comiendo nuevamente y volvimos a la pieza a dormir una siesta. Una vida de flojos.


15:30 estábamos nuevamente en la playa, el sol estaba extremadamente fuerte, pero estuvimos chapoteando un buen rato más. Cerca de las 17hrs estábamos comiendo nuevamente..esto parece broma, pero así fue. Seguimos a la piscina principal que parece temperada y ahí nos quedamos hasta las 19hrs. A las 21hrs teníamos reserva en uno de los 5 restaurantes a la carta que proporciona el hotel. Estaban bien bueno y mejor comida que en el buffet.



El panorama del día siguiente consistía en salir a bucear. Muy emocionada de salir a bucear, agendamos dos inmersiones en los cayos. 

El atractivo de bucear en los Cayos son los corales. Iríamos a ver uno de los corales más grandes que se han preservado. Luego de haber buceado en Galápagos con una diversidad animal impresionante, bucear en los cayos no fue tan impresionante. La tranquilidad que se siente bajo el mar no lo supera nada. Te olvidas de todo, te concentras en tu respiración y en flotar. Me encanta




Buceando

martes, 12 de abril de 2016

Trinidad a Cayo Coco - Dia 6


Nos levantamos tarde, mis compañeros de viaje salieron en la noche y yo aproveché de reponer todas mis energías. Hablamos con Ronaldo y le pedimos que nos consiguiera un taxi que nos pudiese llevar a Cayo Coco, donde habíamos reservado 2 noches en un todo incluido. 

Teníamos un par de horas para pasear antes de partir a los Cayos. Durante el paseo noté la cantidad de perros callejeros que habían en Trinidad, a diferencia de La Habana, donde no recuerdo haber visto uno. Me pregunto porqué será...

Como brunch pasamos por un helado en la heladeria Dulce crema. Me pedí una ensalada tropical: helado con fruta por 2 cuc. No le tenía mucha fe, y resultó mucho mejor de lo que esperaba. 
Para almorzar, volvimos a Oyún y Yemayá. Jesus comió langosta por 7 cuc y nosotras ropa vieja. Incluyendo un agua y papas fritas comimos los 3 por 20 cuc. Muy barato.


Tomamos un taxi a Cayo Coco, nos salió 100cuc para los 3. Este no tenía aire acondicionado como el anterior, pero con las 4 ventanas abiertas no sufrimos tanto.

La llegada a cayo Coco está bien controlada por policías y guardias. Tuvimos que presentar pasaportes para poder pasar al sector. Nos indicaban que antiguamente Cubanos no podrían pasar, solo turistas. Ahora no están tan pesado, pero igual hay mucho control. Pasando el check point comienza un largo pedraplén, un camino artificial construido para conectar los cayos con el continente hace unos 18 a 20 años. Hay gran vegetación a ambos costados de la autopista una vez que se llega a los cayos. Esta vegetación, muy tupida, no permite ver el mar a los costados ni a los hoteles que están prácticamente uno al lado del otro.


Llegamos al hotel y no lo podíamos creer, el Meliá Jardines del Rey, un hotel resort de 5 estrellas que conseguimos a 67cuc la noche, todo incluido. Parecíamos unos sudacas, no lo podíamos creer. Hicimos el check-in, nos dieron un coctel de bienvenida y nos llevaron a la pieza en un carrito. El hotel tiene al menos unos 16 edificios (bungalows) nos tocaron habitaciones en el tercer piso. Dos de ellas mirando hacia la piscina. Amplias piezas, aire acondicionado, agua y bebidas a disposición en el mini bar, tele con tv cable, una caja fuerte y mucho más.



El botones que llevó nuestro equipaje nos comentó que el era ingeniero informático y que trabaja en el hotel por propinas, porque su sueldo es de 12 a 15 cuc al mes y como ingeniero gana mucho menos. Es impresionante la diferencia de vida de los lugares donde habíamos estado y este hotel, todo lujoso y mucho derroche sobre todo en comida y bebidas. Te hace sentir mal y me parece increíble que permitan lugares así y prediquen un discurso tan contradictorio a un par de kilómetros de ahí.

La piscina se puede usar hasta las 18hrs, pero nos dijeron que si no hacemos ruido podemos meternos igual. Tipo 20hrs estábamos metiéndonos a la piscina, exquisito. Agua tibia y no hacía frío.

Al rato fuimos a comer, para posteriormente ir a la playa. Increíble estar echada a la luz de la luna, viendo las estrellas y escuchando el mar.




Andan muchos, muchos mosquitos, no hay que olvidar llevar repelente

domingo, 10 de abril de 2016

Trinidad - día 5


Empezamos el día relativamente temprano. Nos juntamos con Ronaldo, el hermano de Michel, y fuimos al museo de bandidos y ladrones. Este fue un museo entretenido y nos hicimos pasar por estudiantes cubanos y pagamos menos para entrar (para hacerle honor al museo). Terminando el paseo por el museo se puede seguir al techo donde se puede apreciar una muy linda vista de la ciudad.




Ronaldo nos contó sobre cómo se conectan a internet. No existe el internet privado o particular en las casas, sólo hay internet público en ciertos lugares de la ciudad, por lo general cerca de plazas. La conexión la controlan a través de tarjetas que venden en ciertas tiendas de comunicación que valen 2 cuc y permiten 1 hora de conexión. Hay que tener en cuenta que por alguna extraña razón los celular Samsung Galaxy S4 y S5 no se pueden conectar (y iPhone si, no entiendo nada). 
Se puede saber fácilmente donde están los hotspots de internet ya que habrá una gran concurrencia de personas con tablets y celulares en la mano.


En la tarde fuimos a Playa Ancora, una playa tranquila, arena blanca y un pequeño bar para apagar la sed. Para llegar allá, se toma un bus por 2 cuc ida y vuelta incluido, que demora 40 minutos en llegar. El bus es muy puntual y sube a todos los que quieran subirse, por lo que te puede tocar irte parado si llegas tarde.



Conversando con Ronaldo, me contaba que los profesores en Cuba no pueden tener tatuajes y si te llegan a ver con uno te despiden. Venezuela hace negocios con Cuba para negociar profesores y medicos por petróleo y que cuando te piden ir a Venezuela no sueles tener mucha alternativa más que aceptar la solicitud.

Tienen como ley no poder andar sin polera y/o sin identificación la calle. Solo hasta 10 metros de tu casa puedes no traerlos y si desobedeces te pueden sacar una multa o ir a la carcel.
Como permiso de viaje solo cuentan para ir a Ecuador, Siria y Rusia sin problema.


En la noche fuimos a comer a un restaurant que nos encantó: Ochún y Yemayá. Yo me pedí un plato típico de ropa vieja con arroz y ensalada de Quinbobó. Estaba muy rico y a buen precio. Se los recomiendo 100%.

Luego pasamos a la Casa de la Cerveza a tomar algo. Era una terraza grande con pocas mesas. No había mucha gente y no tenía mucha onda en mi opinión. Me pedí una piña colada por 3cuc, el resto se pidió una cerveza como corresponde. 

viernes, 8 de abril de 2016

De Habana a Trinidad - Día 4


Nuevamente nuestro día no empezó muy temprano, esta vez no por calor sino por la hora que nos acostamos anoche.

Luego de tomar el desayuno, Michel nos llegó a una agencia de viajes para ver el alojamiento en los cayos, donde todo funciona con hoteles all inclusive, no hay casas particulares. Llegamos al hotel Saint John's donde había un pequeño puesto de una mesa y unos folletos donde podían ofrecernos hospedaje. La señora sacó un gran archivador y empezó a darnos diferentes precios y recomendaciones. Nuestro destino terminó siendo cayo Coco en el hotel Meliá all inclusive a precio de cubano: 67cuc la habitación sencilla con 3 comidas cada una. Una super oferta.
Para confirmar se hizo una reserva por teléfono, como en los viejos tiempos, y se nos entregó un recibo a mano.


Luego seguimos con la asaña de sacar plata de un cajero para no andar tan justo. Probamos dos cajeros y nada. Solo aceptaban Visa que no fuera de banco americano, pero igual no logramos que funcionara. Desconocemos la razon.
Continuamos al banco nacional donde hice un giro presencial en la caja. La cajera realizó un cargo a la tarjeta y listo. Hay que tener ojo que esta opción es muy cara porque te cobran el cambio de dólar a cuc. Por sacar 300 cuc me cobraron 310 cuc (según ellos no incluye comisión de ellos solo el cambio de dólar) sumándole a eso el cambio de cuc a usd de la propia tarjeta más la comisión internacional es muy poco coveniente, pero saca de apuros.


Un mural en el callejón de Hamel. Poesía en tinas de baño

Continuamos nuestro día con la primera salida al callejon Hamel. Un entretenido callejón con arte de artículos reciclados. Un proyecto de una cooperativa para darle a la comunidad sentido de pertenencia y alejar a los jóvenes de la delincuencia y malos pasos. Es un callejón pequeño de unos 40 metros de largo. Ya se ha convertido una atracción turistica por lo que cuentan con dos restaurantes ahí mismo bien caros. Un plato de comida cuesta cerca de 20cuc, nosotros estamos comiendo por 5 a 10 cuc. Ambos restaurantes son muy lindos por dentro, eso no lo puedo negar, pero con estos precios nos vimos obligados a buscar otro lugar para comer. Caminamos y caminamos hasta que ya no nos quedaba mucho tiempo para tomar el taxi que nos llevaría a Trinidad. Terminamos comiendo en la cafetería Fiat casi frente al malecón  (costanera). Pizza, sandwiches y bebidas, muy económicas, pero no muy rápidos.


Corrimos de regreso al hostal y el taxi ya nos estaba esperando. El viaje a Trinidad nos saldría 30cuc por persona. Es un viaje de unas 4 horas. Nos dijeron que sale un poquito más que irse en bus, pero vas más cómodo y te busca en el hostal y te deja en el siguiente hostal. El pueblo se encuentra en el centro de la isla pero en lado sur, casi llegando a la costa.

Nuestro chofer se llamaba Ramón. De camino pasamos a buscar a otra persona, resultó que no era un taxi si no un colectivo y siempre tratan de llenarlos. Ya no ibamos tan cómodos,  pero tampoco estuvo mal. La persona que recogimos era una niña de 17 años llamada Gabi, se veía mucho mayor para la edad que tenía. Era muy calladita y buena onda. Estuvo bueno el viaje. El velocímetro del taxi estaba malo, pero no pasó nada. Uff.

La plaza mayor de Trinidad
Llegamos a la casa de doña Elena una casa angosta de 2 pisos más una terraza en el techo. Muy agradable y cómoda. Toda la casa era para nosotros. En el primer piso había un pequeño living, un comedor y la cocina. En el segundo piso estaban las dos piezas que usaríamos, cada una con su baño.

Salimos a pasear con Ronaldo, el hermano de Michel, caminamos por la plaza mayor la cual está muy bien mantenida con jardines, se ubica justo frente a la iglesia principal. Seguimos caminando e hicimos una pequeña parada en "La Canchánchara" a tomar el famoso trago que lleva el mismo nombre. Este trago es en base a agua ardiente, miel y jugo de limón. Bastante fuerte y no se podía comprar nada para comer en ese lugar, por lo que se me subió muy rápido a la cabeza.

Canchánchara
Trinidad es de las ciudades más antiguas de Cuba y de las que mejor se conserva manteniendo el ambiente antiguo de la época cuando fue fundado.

En la noche cenamos en el restaurante Trinidad 500, era un poco caro para nuestro gusto, andaba con ganas de pasta y pedí spaguetti carbonara.

miércoles, 6 de abril de 2016

La Habana - día 3


Hoy no partimos tan temprano como ayer, el calor nos agota. Iniciamos nuestro día con otro excelente desayuno de Sunamy: jugo de guayaba, ensalada de frutas, tortilla de huevos, pan, ensalada y un café.

Nos tomamos un colectivo, un auto del 82, que nos dejó en la plaza central para iniciar nuestra ruta de museos. En el taxi conocimos a dos mujeres, dos hermanas, Elsa e Ines, una vive en New Jersey y la otra acá. Muy buena onda nos estuvieron ayudando con indicaciones e incluso nos invitaron a su casa, pero no pasamos.

La universidad de La Habana
Entramos al museo del arte. 5 cuc la entrada por edificio, con aire acondicionado y no dejan tomar fotos. Hay dos edificios, pero uno estaba cerrado, el de arte internacional por suerte. El recorrido empieza en el tercer piso con una exposición temporal de Tomás Sanchez, realista. Nos encantaron sus pinturas. Todas tenían una mezcla de basura y naturaleza o una de esas cosas por si solas. Realmente parecían fotos, buenísimas pinturas.
Las otras pinturas del museo también también te dejaban con la boca abierta, pero Tomás Sanchez en particular dejó grabado su arte en mi cabeza.

Seguimos luego al museo de la revolución,  8cuc la entrada, sin aire acondicionado. Este museo no nos gustó, muy aburrido, muchas fotos, mucho texto y pocos objetos. Concluimos que el museo entero podría estar en un libro y podría ser incluso más entretenido porque seguiría un orden cronológico, pero aquí era cualquier cosa. Si pueden entender mucho de la historia, pero hay mejores maneras de aprenderla.


Comimos en Sloppy Joe's Bar, un restaurant americano cubano, muy bueno. Un local restaurado como solía funcionar en los años 20. Nos pedimos diferentes platos:  Yo me pedí un sandwich de boloñesa, y era tal cual, salsa boloñesa acompañado por un pan y papas fritas.
Jesus se pidió una hamburguesa gigante, tenía doble carne, casi no se la podía meter a la boca. Por 7cuc estaba más que excelente, no esperábamos tanto.


Cementerio San Cristobal
Teníamos intensiones de ir a la playa Mar Azul, pero se nos hizo muy tarde. A cambio tomamos el tour hop-on hop-off. 5 cuc la entrada y la ruta entera duraba 1:45hrs. Nos subimos al último bus sabiendo que no podríamos bajarnos en ninguna de las paradas ya que no vendrían más buses, pero era una buena manera de terminar el día...o eso era lo que creía yo. Eran de estos típicos buses de 2 pisos que están muy de moda para hacer este tipo de tours, el detalle era que hacía un calor inaguantable, pero de todas formas me fui arriba, tapada con toalla, cuello, gorro, lentes y una extra capa de bloqueador: logré sobrevivir. El bus pasada por varios lugares, en especial muchos hoteles "famosos" lo cual era un poco aburrido. Dentro de lo rescatable era la pasada por la plaza de la revolución donde hay dos rostros cada uno en en un costado de un edificio diferente que mira hacia la plaza. Estos rostros son de Fidel y de Chavez.
La verdad es que aunque hubiésemos tenido la oportunidad de bajarnos tampoco lo hubiésemos hecho, creo que la ruta planeada no es la mejor para conocer la ciudad, aunque si te lleva bien lejos.

Plaza de la revolución
Malecón

El regreso lo hicimos a pie, nos bajamos cerca del hostal y tuvimos la intensión de pasar a una feria de artesanía, pero por parar a tomarnos un helado en el café infanta, cuando llegamos al lugar ya se habían ido todos los puestos...muy triste.

El siguiente desafío fue encontrar un lugar  donde vendieran cervezas heladas y una torta. Las pastelerías de allá no son muy buenas, luego nos enteramos que las buenas tortas las hacían los particulares. Buscando una botillería abierta dimos con un cubano que estaba frente a una que ya estaba cerrando y no dejaba entrar a nadie. Entre ojito y ojito terminaron abriéndonos las puertas. Nos llevamos 10 cervezas bucaneros (original cubana) y una extra para el amigo de la calle. Se fue feliz, según nos dijo, no hay problema de tomar en las calles de cuba.


Llegamos a nuestros hostal donde estaba Michel y la cumpleañera: Sunamy. Abrimos las cervecitas y conversamos un buen rato. Estaban sus papas, su sobrina y su cuñada. Al rato sacaron una torta muuy rosada de biscocho con alguna mermelada parece (no pude distinguir bien) y cubierta por una gran capa de merengue rosado. Estaba muy buena, aunque no logré comerme todo el merengue.

Y bueno, nuestra noche no terminó ahí como pensaba yo. Al rato nos "arreglamos" (con lo que pudimos encontrar en nuestro bolso de viaje caribeño) y salimos los 5 a bailar a un lugar que se llama La Casa de Arte Cubano. Un concepto muy entretenido que nos encantó: arte, música y tragos. La entrada costaba 2cuc y te pasaban una tarjeta la cual iban marcando tu consumo. Buenísimo sistema porque ayuda con la agilidad en la barra. Habían 3 salas tocando diferente música, otra sala para comer, otra para los fumadores, otra par conversar y la terraza. Todas con muestras de arte diferentes o decoradas de alguna manera especial. Tenían guardias en diferentes lugares del espacio y recogían las latas y vasos usados a cada rato. Por ese lado impecable: un 7 en seguridad y limpieza. Los baños dejaban mucho que desear, muchos no tenían ni puertas, así que recomendable ir al baño en la casa. Los tragos costaban entre 2 y 3 cuc por lo general. Los hacían con mucho cariño.
La música que tocaban era tanto en vivo como de dj y era mayormente música internacional, no música cubana. De todas  maneras nos encantó el lugar, algo así debería haber el Chile. Y con esto terminó nuestra noche, ahora si que si, cerca de las 3.30am hasta que hicimos la cola para pagar y poder salir del lugar, tomamos un taxi a la casa y nos desplomamos en la cama. 

domingo, 3 de abril de 2016

La Habana - día 2


El desayuno que nos preparó Michel y Sunamy estaba increíble: pan con omelete y jamón (y eso que a mi no me gusta el huevo), tomate, pepino, fruta (papaya, mango), jugo de papaya y un café. 

Tomamos un taxi y partimos a la Habana vieja. El sector con mejor arquitectura de la ciudad. Nos encontramos con grandes y lujosos hoteles, la mayoría de la gente prefiere quedarse en este lugar por lo histórico y cultural. Nosotros estábamos en Centro Habana, que a diferencia de la mayoría de los centros de la ciudad, no era la parte más atractiva para los turistas. 

Calle obispo
Caminamos por la calle Obispo, de las calles más populares. Una peatonal que se encuentra en reparación (y que ha estado en reparación hace años al parecer). Nos reunimos con unas personas cubanas que conocimos por couchsurfing para tomar un tour de murales de arte cubano. Era un tour para cubanos por lo que teníamos que pasar desapercibidos, aunque con las cámaras y la pinta que teníamos no se si lo lográbamos. Los murales se encontraban dentro de edificios, por lo que habría sido muy difícil.
La historia de cada mural no la recuerdo, pero me gustaron mucho.


Fuimos a comer algo en un restaurant de la Habana vieja, este era uno para turistas en un barrio muy turista, los precios lo decían todo. Ahí tomamos algo y pedimos algo para picotear y luego seguimos a un restaurant que se ajustara más a nuestro presupuesto. En la búsqueda para el segundo restaurant nos topamos con varios que nos invitaban a pasar ya que ahí se presentaría la banda Buena Vista Social Club. Era curioso que en “todos” tocaba la banda, y la mayoría decía tener al grupo original.

Pasamos a visitar el famoso bar restaurant “El Floridita”, dice ser el lugar originario del trago Daiquiri, o al menos donde se hizo popular ya que el famoso escritor Ernest Hemingway lo tomaba ahí. Para los que no lo conocen es un trago dulce basado en Ron y jugo de limón (también hay versiones con otros jugos de fruta). El lugar estaba repleto de gente, no daban muchas ganas de quedarse ahí y los tragos eran caros. Dicen que en otros bares puedes tomar mejores tragos y a mejor precio.

Almorzamos en el Bar Monserrate, yo me pedí un pescado a la plancha, jesus una langosta y la Caro abundante plato de camarones, todos acompañados por arroz con frijoles negros, papas y ensalada.


Al rato nos reunimos con la Ryoko, mi amiga Japonesa, y su pololo. Nos costó encontrarnos ya que no teníamos una buena forma para comunicarnos. Ellos me enviaron un mail, pero yo no tenía acceso a él, y yo los llamaba por teléfono y les enviaba mensajes, pero ellos no tenían el roaming activado. Al final dejamos algunos recados en el hotel donde se estaban quedando y logramos encontrarnos. 




Paseamos por las calles de la Habana Vieja muy entretenida de caminar por calles donde los edificios tenían todos distintos colores pasteles: verde, rosado, naranjo, azul. Vimos una gran y vieja catedral. Llegamos al barrio chino. Si, aunque no lo crean la Habana vieja tiene un barrio chino con un gran portal Chino, pero más allá de eso no vimos mucho más de cosas chinas, a menos que hayamos caminado por el lugar equivocado.


De nuestra últimas paradas del día fue pasar a un centro comercial. Leyó bien. Un centro comercial en un país comunista. Y nos topamos con más de uno a lo largo del viaje. El centro estaba lleno de gente: comiendo, socializando en los pasillos y también en las tiendas, pero había más gente fuera de las tienda que dentro de ellas. Tiendas de calzado, de lámparas, un pequeño supermercado, todo dentro de este centro comercial tipo caracol.



Con esto terminó nuestro paseo y seguimos a comer a la Paila nuevamente, al igual que el día anterior. Esta vez no me pedi un pescado, pedí ropa vieja, el plato que se convirtió en mi favorito durante el viaje y que pedí prácticamente cada vez que lo ofrecían.
  
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