Empezó nuestro día levantándonos a las 4 de la mañana, para salir poco antes de las 5 y viajar en auto hacia un pueblito llamado Calca. Ahí pasaríamos a un mercado a comprar algunas verduras, así como también algunos regalos para llevar a las familias de los pueblos que pasaríamos en el camino, y algunos regalos para los niños. Nos recomendaron comprar zanahorias, hojas de coca, cuadernos y lápices para los niños.
Seguimos nuestro camino para hacer una parada por algunas horas en las termas de Lares, para posteriormente tomar desayuno ahí mismo. Hacía mucho frío afuera, el agua termal nos vino perfecto. El desayuno que nos esperaba nos dejó con la boca abierta. Llevaron una mesa armable, nos cocinaron panqueques, comimos frutas y otras cosas.
Comienza el trekking
Los paisajes eran cada vez más espectaculares. Mucho verde y hermosas montañas. Solo éramos nosotros y la naturaleza. Prácticamente no vimos a nadie más en el camino además de la gente de las aldeas. Los paisajes me hicieron sentir como en una película irlandesa o escosesa con el pasto verde y los muros de piedra. Realmente muy lindo de ver.
En nuestro camino encontramos muchos cultivos de papas. Lo que llamaba la atención era que la forma en la que estaban distribuidos, pero esto era producto de la calidad de la tierra que tienen. Existe mucha roca y no se puede plantar en cualquier parte.
De vez en cuando, en el camino también nos encontrábamos con niños caminando grandes distancias para ir a sus escuelas o para regresar a sus casas. Otros nos miraban estupefactos como los extranjeros que éramos. Siempre muy agradecidos por las golosinas o frutas que les pasábamos.
Estábamos impresionadas por la atención que nos entregaban, realmente no esperábamos algo así. En el campamento nos armaron guateros con agua caliente y además sobre nuestros sacos de dormir teníamos otra frazada más. Dormimos como nunca. En la mañana nos despertaban con un te de coca y con unas bateas con agua para que nos lavemos la cara y las manos. Mientras nos arreglábamos y vestíamos, prepararían un contundénte desayuno.
Las 7 cascadas no las pudimos ver en un principio cuando ibamos de camino debido a toda la neblina que había. Fue la mañana siguiente cuando nos escapamos temprano para caminar una media hora e ir a ver lo que nos habíamos perdido. Valió la pena regresar.
A la distancia divisamos una chinchilla. Si se fijan bien en la foto está al costado derecho de la roca. |
Cancha cancha fue el último pueblo que visitamos. Era el más armado que vimos, con varias casas, muchas plantaciones. Fue donde nos invitaron a pasar a una de las casas tradicionales del lugar, hechas con piedras y barro. Dentro de ellas tenían una fogata para mantenerse caliente, cocinar y secar su ropa mojada por la lluvia. El aire que se respira es muy tóxico por todo el humo de la fogata, pero ellos ya están acostumbrados. La familia estaba compuesta por 4 personas, sólo tenían una cama hecha con ramas y acolchada con piel de alpaca o de llamas. Abajo de la cama había un grupo considerable de chinchillas. Las chinchillas tienen varios "usos" en su cultura, pueden cocinar una para un evento especial, cómo también el shaman del puedo los puede usar para eliminar enfermedades.
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