Arizona |
Iniciamos viaje a nuestro próximo destino: Page, un pueblo que nadie conoce y que es destino común para aquellos turistas que desean visitar el Antelope Canyon, un cañón pequeño, pero conocido por sus colores anaranjados y textura especial que se da con la luz del sol.
Page está a unas 4 horas de Las Vegas, por lo que nos tocaba un buen viaje bajo 43ºC de calor. Para visitar el cañón hay que pedir hora e ir con un guía y en grupos, por lo que teníamos una meta que cumplir. Debíamos cruzar Nevada hasta Arizona, es decir desierto y más desierto. Sin embargo el camino me gustó bastante, pensé que sería como andar en el norte de Chile donde en muchas partes es simplemente una planicie seca o montañas secas a lo lejos. Aquí teníamos montañas a nuestros costados y cada cierto tiempo también veíamos unos lagos (artificiales o no, no lo sé). Incluso pasamos por una represa de agua muy grande.
Las montañas eran especiales ya que no crecían paulatinamente hacia arriba, si no que hacían un ángulo de casi 90 grados con el piso, parecía que crecían perpendicularmente al suelo. Con colores rojizos de diferentes tonalidades, las montañas armaban un muy lindo paisaje. En muchas ocasiones se veían como los paisajes que uno ve en las películas americanas del viejo oeste.
Llegamos a Page y fuimos a la agencia que nos llevaría al Antelope Canyon, ahí pagamos nuestro ticket (solo teníamos la reserva) y nos fuimos a almorzar a un Subway que estaba cruzando la calle.
Al volver nos encontramos con un indio nativo, o una persona con ascendencia indígenas americanos (si se le puede llamar así), haciendo un pequeño show de un baile tradicional que hacía su pueblo. Este baile consistía en ir armando figuras con diferentes número de aros que se iban sumando de a poco al baile. Es un baile conceptual, donde cada figura representa algo y se hace honor a ello. Contaba que toma mucho tiempo perfeccionar la técnica y que él era uno de los mejores, y que a través de este baile y éstas demostraciones que el hace recauda fondos para pagarse los estudios.
La verdad es que lo hacía bastante bien y no se veía nada de fácil.
Llegando la hora para empezar el tour, subimos a unas camionetas que nos llevarían al cañon que estaba a unos 30 minutos del pueblo. Una vez ahí, nos recibiría un guía quien nos llevaría por el cañon contándonos un poco de la historia del lugar y de los indígenas, así como también mostrándonos diferentes figuras que se arman con la forma de las paredes y de la luz para que les sacáramos fotos.
El tour por el cañon es netamente fotográfico, es un tour que dura 1 hora aproximadamente, y caminas lentamente por el cañón tomando fotos donde el guía te recomienda que la luz da un lindo efecto. Por un tema de tiempo, nosotros sólo pudimos tomar el tour de la tarde, por lo que para el final del tour ya había muy poca luz y las fotos ya no salían tan buenas. Es posible que en otro mes del año este tour de la tarde sea mejor, en Septiembre hay que aprovechar de tomar las fotos buenas al principio. De todas maneras me da la idea que el tour de la mañana es mucho mejor.
Comienzas la caminata por una entrada que se ve increíble, unas paredes irregulares con una textura horizontal de diferentes tonalidades de rojos y anaranjados. Las paredes deben tener unos 8 a 10 metros de altura y los pasillos son bien angostos en la mayoría de los sectores. El hecho que en algunos lugares el pasillo sea angosto le da un toque especial al permitir que las irregularidades de las paredes se superpongan y den un efecto visual bien interesante.
Son varios grupos que van juntos por el cañón, debido a esto, no te puedes tomar todo el tiempo que quieres en tomar una buena foto porque te empiezan a apurar. Llevar un trípode sería buena idea al ser fotos de baja luz, lamentablemente yo no contaba con uno, por lo que me tuve que confiar de mi pulso y aguantar la respiración en cada foto.
Los colores anaranjados de las paredes, más las texturas horizontales y las formas irregulares que se van formando en todo el camino son espectaculares. Es una lástima que la visita tenga que ser tan corta.
Al finalizar el tour nos subimos a la camioneta de regreso al pueblo, llegando nos saludó un rico olor a asado. Había un lugar típico con unas parrillas industriales haciendo un barbeque exquisito. Y si eso fuera poco, teníamos música country en vivo. Nos sentamos en una de las mesas compartidas que teníamos y pedimos nuestra comida. Les recomiendo este lugar 100%. Me encantó.
Y como no había mucho más que hacer en este lugar, no que supiéramos al menos, iniciamos nuestro camino de regreso. Otras 4 horas para alojar cerca de Las Vegas y luego seguir a San Francisco.
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