domingo, 10 de abril de 2016

Trinidad - día 5


Empezamos el día relativamente temprano. Nos juntamos con Ronaldo, el hermano de Michel, y fuimos al museo de bandidos y ladrones. Este fue un museo entretenido y nos hicimos pasar por estudiantes cubanos y pagamos menos para entrar (para hacerle honor al museo). Terminando el paseo por el museo se puede seguir al techo donde se puede apreciar una muy linda vista de la ciudad.




Ronaldo nos contó sobre cómo se conectan a internet. No existe el internet privado o particular en las casas, sólo hay internet público en ciertos lugares de la ciudad, por lo general cerca de plazas. La conexión la controlan a través de tarjetas que venden en ciertas tiendas de comunicación que valen 2 cuc y permiten 1 hora de conexión. Hay que tener en cuenta que por alguna extraña razón los celular Samsung Galaxy S4 y S5 no se pueden conectar (y iPhone si, no entiendo nada). 
Se puede saber fácilmente donde están los hotspots de internet ya que habrá una gran concurrencia de personas con tablets y celulares en la mano.


En la tarde fuimos a Playa Ancora, una playa tranquila, arena blanca y un pequeño bar para apagar la sed. Para llegar allá, se toma un bus por 2 cuc ida y vuelta incluido, que demora 40 minutos en llegar. El bus es muy puntual y sube a todos los que quieran subirse, por lo que te puede tocar irte parado si llegas tarde.



Conversando con Ronaldo, me contaba que los profesores en Cuba no pueden tener tatuajes y si te llegan a ver con uno te despiden. Venezuela hace negocios con Cuba para negociar profesores y medicos por petróleo y que cuando te piden ir a Venezuela no sueles tener mucha alternativa más que aceptar la solicitud.

Tienen como ley no poder andar sin polera y/o sin identificación la calle. Solo hasta 10 metros de tu casa puedes no traerlos y si desobedeces te pueden sacar una multa o ir a la carcel.
Como permiso de viaje solo cuentan para ir a Ecuador, Siria y Rusia sin problema.


En la noche fuimos a comer a un restaurant que nos encantó: Ochún y Yemayá. Yo me pedí un plato típico de ropa vieja con arroz y ensalada de Quinbobó. Estaba muy rico y a buen precio. Se los recomiendo 100%.

Luego pasamos a la Casa de la Cerveza a tomar algo. Era una terraza grande con pocas mesas. No había mucha gente y no tenía mucha onda en mi opinión. Me pedí una piña colada por 3cuc, el resto se pidió una cerveza como corresponde. 

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