jueves, 3 de agosto de 2017

Tour a Tsingy y la avenida de Baobabs


Salimos a las 7am, nos presentaron a nuestro chofer Zazá, no hablaba inglés y muy poco francés, pero de alguna forma nos íbamos a entender.
Iniciamos nuestro camino hacia el norte, parando brevemento de camino por un six-pack de agua. 9600Ar las 6 botellas de 1.5lt.

En más o menos 30minutos llegamos a la famosa avenida de los baobabs. Una sección del camino de unos 300 metros con unos 10 baobabs a sus costados. Enormes áŕboles de unos 15 a 20 metros de altura. Hermosos. Paramos para tomar unas fotos, nos bajamos del auto y varios niños se empezaron a acercar. De repente noto que tienen unos camaleones en sus manos y te los pasan para que los tomes o los pongas sobre tu ropa. Obviamente te piden algunas monedas o galletas después. Nos sorprendió lo buenos negociantes que eran los niños. Si bien sólo sabían un par de palabras en francés, se daban a entender lo suficiente para decirte que querían más plata para poder repartirla entre todos. Terminamos dándoles 5.000Ar para todos (poco más de 1.000CLP) que puede no parecer mucho, pero para allá no es malo.

Estuvimos unos 15 minutos tomando fotos y seguimos nuestro viaje hacia el norte. Nos esperaba un largo camino. Desde el desvío a la avenida de Baobab el camino ya era de tierra y para nada uniforme. Entendimos que la forma de manejar acá es la ley del máś fuerte y aquel que es más grande o más rápido es el que tiene preferencia para pasar. 


En el camino practicamente no habíá ningún letrero, por lo que llegar a nuestro destino sin un chofer habría sido difícil por no decir imposible. En el trayecto pasamos por varios pueblos y aldeas. Pueblos que tenían un par de decenas de casas de barro o de madera y a veces un colegio o un cuartel de gendarmería. Las aldeas eran cada vez más pequeñas y más pobres: casa hechas con ramas y paja, a veces se podía ver gente circulando y otras parecían aldeas abandonadas. 




En la ruta pudimos ver decenas de personas caminando, tal vez yendo entre una aldea a otra o tal vez yendo a buscar agua. Muchas andaban con canastos y bateas en la cabeza. Nos comentaban que en Madagascar no hay mucho problema para conseguir agua a excepción del sur. En general cuentan con varios pozos de donde sacar agua.



Luego de unas 4 horas andando en un camino bastante malo, el cual justificaba completamente la necesidad de un auto alto y de 4x4, llegamos al primer cruce de río, el río Belo. Aquí debíamos cruzar en un ferry que consistía en una plataforma de madera montada sobre 2 botes bien largos de metal. Entraban entre 4 a 5 autos. Estuvimos unos 40 minutos ahí esperando a subir al ferry, acomodando los autos y esperando a que todos estuvieran listos para salir. El sol estaba fuertísimo, eran cerca de las 11:30am. El cruce demoraba aproximadamente 30 minutos. Cuando llegamos al otro lado, el descenso del ferry fue lento y mientras esperábamos para salir de ahí, se nos acercaron varios niños que nos pedían dulces o botellas vacías. Las botellas las usan para jugar como también para almacenar y recolectar agua, es un bien preciado en la zona.


Una vez que logramos retomar camino, nos detuvimos a pocos metros del río para almorzar. Pasamos aun restaurant para turistas, se llamaba Mad Zebú. Ahí el mesero hablaba algo de inglés y además tenían Wi-fi, esto último no me lo esperaba, estábamos en un pueblito en medio de la nada. La comida que nos sirvieron tenía una presentación de restaurante de primer nivel, tampoco me lo esperaba. Muy contenta con el lugar donde nos hicieron pasar.

Continuamos el camino, esta vez con el estómago lleno era menos entretenido. 


Luego de varias horas en auto llegamos al hotel. Un hotel resort, con piscina, bar, restaurant, unas piezas amplias y bien lejos de lo que pensamos que nos harían alojar. En mi mente esperaba algo mucho más austero y pequeño. De a poco se empiezan a justificar los valores que nos cobraron.

Nos cambiamos de ropa y fuimos a descansar a la piscina mientras esperábamos que sirvieran la comida. Nos fuimos a acostar temprano, en la mañana nos tocaba la esperada salida a conocer los Tsingy.


Salimos temprano con nuestro guía Zazá y nos dejó en los inicios del sector. Ahí tomamos al guía especializado quien por suerte hablaba bastante bien inglés y quien nos entregó los arneses. ¿Arneses? Esto no me lo esperaba. Lo que nos esperaba a continuación era un trekking bastante suave hasta la llegada de los Tsingy, luego debíamos pasar entre rocas y subidas bien empinadas para poder admirar la maravillosa vista. Las fotos dicen más de lo que yo puedo describir, sin embargo la magnitud de estas formaciones no se logran apreciar en las fotos y tendrán que ir para conocerlo realmente:


Las filosas formaciones de los Tsingy son de piedra caliza, creadas por el agua subterranea del lugar hace muchos años atrás y junto con la erosión vertical y horizontal producen estas formas únicas. Fácilmente te puedes cortar con estas piedras y por ello lleva el nombre de Tsingy, que significa "aquel lugar donde no puedes caminar descalzo"


También lo llaman laberinto de piedra, algo que se puede apreciar desde una vista aérea. Sólo se puede visitar entre abril y noviembre, la época seca.


 




Y como guinda de la torta, lo que me encanta tener en un día espectacular: mientras almorzábamos camino de regreso al auto, nos visitó este pequeño carnívoro nativo de Madagascar, una mangosta de cola anillada. Un mamífero no muy común en el sector de la isla donde andábamos.

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